Las Cabezas Voladoras
Los martes y los viernes por la noche son días propicios para que las brujas hagan de las suyas, no solo aquí en Santa Cruz, sino en el mundo entero. ¿Quién no sabe eso de que “en martes no te cases ni te embarques ni de tu casa te apartes”, y que el viernes se alborotan los seres de la otra vida?
Recuerdo que cuando era niño nos contaban cuentos, sentados en el corredor de la calle. Casi siempre era una criada vieja del vecindario la que rodeaba de un infantil auditorio, sacaba a relucir una procesión de seres fantasmagóricos, mientras en cada pasaje se escuchaban las exclamaciones de las peladas y hasta gritos de terror. Los varones callaban, porque eran muy valientes, pero después nadie quería ir a acostarse solo. Nuestras madres decían que las criadas eran unas burras por contar a los niños esa clase de cuentos y que si bien puso Dios esos seres en el mundo, para algo seria; pero no era para que los muchachos lo sepan antes de tiempo, porque se hacían miedosos.
Una de las narraciones más comunes de ese tiempo era la de las cabezas voladoras. Decían que los viernes, a altas horas de la noche, pasaban por el aire cabezas sin cuerpo, cabezas que se habían desprendido del cuerpo. Cuando pasaban se oía un ruido como el silbido del viento y en algunas ocasiones daban escalofriantes carcajadas. Nunca pude saber por qué a estas cabezas se les daba el nombre de “brujas” ya que, a decir verdad, nada tenían que ver con el concepto que tenemos de las brujas o brujos, que son seres humanos que se dedican al curanderismo y según sus poderes ponen o sacan maleficios.
En todas partes se atribuye a las “brujas” el conocimiento de los secretos de las familias y su divulgación. ¿Cómo lo saben? Muy simple, ya que supuestamente tienen la facultad de desprender del cuerpo sus cabezas y hacer que vuelen, y además la posibilidad de posarse en los techos, espiar por las ventanas o escuchar desde la rama de un árbol, desde esos lugares en las noches oscuras se enteran de los asuntos muy privados y por las mañanas lo divulgan como si alguien se los hubiera contado. De esta manera no se sabe quien es la “bruja” aunque se sospecha de algunas, tal vez sin fundamento.
Las personas entendidas en estas cosas daban sus concejos, en el supuesto de que algunos de nosotros tuviéramos algún encuentro con la cabeza voladora. Nos decían que, cuando está pasando, debíamos arrojarle un trapo pues así la cabeza caía y no podía juntarse con su cuerpo. De esa manera se llegaba a conocer a la “bruja “. Era la cosa más sencilla, según parece. Otra forma era descubrir donde había dejado su cuerpo, el que quedaba tendido de espalda y rodeado de cuatro velas encendidas. Entonces, lo que convenía hacer era darle la vuelta al cuerpo, cosa que cuando viniera la cabeza a unirse a él, quedara con la cara para atrás, y de esa forma se lo podía reconocer fácilmente.
Dicen las personas que han tenido algún trato o encuentro, que pueden ser varias las cabezas que vuelan por las noches. Un señor asegura que una noche calurosa salio al patio de su casa y sintió un ruido de viento, cuando pasaban esas cosas conversando y riendo. “Creo que eran cuatro o cinco”, afirmó, “pero pasaron de largo”. Al preguntarle si les violas caras, me respondió: “En ese tiempo talvez hubiera dicho que las vi, pero ahora no estoy muy seguro ”.
Por lo visto, en tiempos pasados era muy corriente toparse con estos seres, pues se contaba con las recetas para actuar cuando se presentara la ocasión. Hoy, prácticamente ha desaparecido este personaje mítico en la ciudad de Santa Cruz, y se ha relegado a las zonas campestres de Vallegrande y Samaipata. En esas regiones, las cabezas voladoras siguen haciendo de las suyas.
ANALISIS DE LAS CABEZAS VOLADORAS
Características:
Son seres femeninos que tienen la facultad de desprender las cabezas de sus cuerpos los viernes por la noche. Reciben el nombre de “brujas “. Las cabezas, posadas en algún lugar adecuado, se enteran de lo que ocurren en las casas y lo divulgan en el día cuando son personas normales. Pueden agruparse varias cabezas para sus correrías. Cuando vuelan pueden ir en silencio, conversar o reír. Hay ciertas acciones para identificarlas, como arrojarles un trapo cuando están en vuelo o volverles el cuerpo para que al juntarse con la cabeza queden con la cara para atrás. Aparte de la maledicencia, no causan otro daño. Antes era una creencia generalizada, pero al presente sólo se la conserva en las zonas rurales de las provincias occidentales.
Conclusiones:
Los orígenes de estos seres los podemos encontrar en los pueblos de la antigüedad, quienes contaban con personajes mitológicos encargados de llevar mensajes de determinados acontecimientos con rapidez extraordinaria. La humanidad siempre ha aspirado volar, ya sea en un mortero, en una escoba o con alas artificiales. Este mito fue traído, seguramente, en los primeros tiempos de la conquista española, y actualmente todavía se lo encuentra en muchos lugares de America.
- La cabeza voladora tiene el don de alterar las leyes naturales, asumiendo los riesgos que estos hechos le demanden.
- La “bruja” es u resabio de los antiguos mitos con los que se quiere explicar la difusión de algunos hechos que debieran permanecer en secreto.
- Se desconoce si las “brujas” ejecutan algunos actos antes de separar la cabeza de su cuerpo y si para alcanzar esos poderes requieren de aprendizaje.
- El deseo de descubrir quien es la “bruja” y castigarla hace que se imaginen hechos como arrojarle mientras vuela un trapo negro (que es tomado de otros mitos) o volcarle el cuerpo.
- El progreso de los pueblos y su evolución cultural determinan ciertos mitos, como el que nos ocupa, se replieguen a las más alejadas áreas rurales, donde tampoco tienen mucho asidero porque su temática no resiste el examen del sentido común.
Bibliografía
Relatos Mitológicos II
Germán Coimbra